PRUEBA | Porsche 991 Targa 4 GTS

Hoy en día reconocemos los años sesenta como la época de la revolución en todos los sentidos, desde los movimientos contraculturales hasta la vestimenta, pasando por la música y el cine. Fue la década del movimiento "Peace and Love", de la construcción del Muro de Berlín, de la llegada a la Luna, del "I have a dream", de la crisis de Cuba o de la Guerra de Vietnam, entre muchos otros acontecimientos. Al mismo tiempo, nacieron los The Beatles, los Rolling Stones, la minifalda, el bikini o un coche icónico que dejaría una gran huella en la historia del automovilismo. En ese momento el estilo de muchos estaba marcado por la elegancia, el glamour, la clase y la seducción, y por esta razón el mercado de los descapotables estalló en todo el mundo. Viajar en un coche de cielo abierto era lo más atractivo entonces, y todos los adinerados querían uno para ir a cenar con su mujer o para conducir por una carretera de la costa a las ocho de la tarde. 

El éxito de estos vehículos era extraordinario hasta que empezaron a haber accidentes en los que murió mucha gente, puesto que sufrían varias vueltas de campana y sus cabezas impactaban contra el asfalto de la vía. El miedo llegó a niveles muy altos y algunos países, como Estados Unidos, endurecieron la legislación de protección y seguridad para evitar más desgracias. Esto causó que las producciones de los cabriolets pusieran punto y final, pero marcas como Porsche se indignaron y no estaban dispuestas a cesar la fabricación de modelos sin techo. Así que en el Salón Internacional del Automóvil de Frankfurt de 1965 la marca de Stuttgart presentó el 911 901 Targa. 

Este fue el primer descapotable más seguro del mundo y su nombre proviene de la dura carrera siciliana "Targa Florio", en la que Porsche se llevó 4 victorias a casa durante los años cincuenta. Cumplía con todas las normativas impuestas por los estados y solo se consiguió incorporándole un arco antivuelco en el medio, y de esta forma proteger a los ocupantes mientras seguían notando como el viento se quería llevar su pelo. Nadie se llegó a imaginar que este coche vino para quedarse, debido a que se convirtió en el principio de una emblemática saga que ahora cumple 55 años con la octava generación. Como es habitual en la marca, la evolución no fue revolucionaria pero en cada versión se pudo ver progreso e innovación, y su diseño nunca se desmarcó de la típica silueta del 911. Hoy toca leer el séptimo capítulo, al que nombraron 991, y dejadme que os haga un spoiler: ¡Es una locura!

El Porsche 991.2 Targa 4 GTS fue presentado en 2017 como la resucitación del modelo original. El por qué es bien simple y es que recuperó el arco central, en vez de los cristales de tipo panorámico que estábamos acostumbrados a ver en las últimas tres generaciones. De esta manera, vuelve a recibir ese perfil clásico y estiloso que tanto cautivó en 1965, concretamente a aquellos empresarios elegantes y acomodados que les encantaba el motor. Si de Porsche hay que destacar algún punto positivo es el espíritu conservador de sus modelos, ya que se aplican los menores cambios posibles entre generaciones pero las mejoras necesarias para que su estilo y rendimiento sea superior. 

Su diseño no va más allá de un simple 911, pero llama la atención por el tanto atractivo, elegante y moderno que se ha convertido. Ahora se trata de un Targa con unas líneas muy deportivas, y tiene una serie de elementos que le hacen ser un coche para todos los públicos. La parte delantera destaca por un frontal rediseñado, puesto que se le ha añadido unas grandes entradas de aire y unos faros renovados. En el lateral encontramos unas llantas monotuerca de 20 pulgadas en color negro, con un tono muy "racing", y el emblema del modelo en el principio del arco de seguridad. En el trasero se puede observar una rejilla para ventilar el motor, que se encuentra en el medio de dos líneas horizontales de luces LED. La inferior, que se junta con unos pilotos muy estilosos y minimalistas, se alarga de lado a lado y crea una iluminación muy futurista. También cuenta con un pequeño alerón móvil, dos salidas de escape posicionadas en el centro y un difusor que, en mi opinión, es demasiado discreto. Cabe decir que el techo se guarda, mediante un sistema completamente automático, detrás de los asientos y, posteriormente, el cristal se vuelve a incorporar en su sitio. 




El habitáculo se caracteriza por la finura y la sutileza, y tampoco se desmarca de los otros interiores habituales en la gama Porsche. Predomina la piel de alcántara, que en este caso se ha aplicado el "gris ágata" del exterior, y combina con algunas piezas en fibra de carbono. Los asientos son cómodos y te ofrecen una sensación de estar sentado en un despacho, a pesar de que no recojan mucho, y son firmados por la insignia GTS. El volante es simple y carece de botones, debido a que la mayoría de ellos se ubican en la consola central, y en el salpicadero no falta el reloj central para marcar la hora de las 9:11. El cockpit está formado por 5 relojes analógicos de tamaño medio: el del medio es el cuentarrevoluciones, a su izquierda está el medidor de velocidad y la presión de aceite, y a su derecha localizamos la información multimedia y el registrador de temperatura. También cuenta con una pantalla de casi 10 pulgadas, encima de la consola central, para manejar el menú de entretenimiento y ajustar el vehículo a las preferencias del conductor.  


Debajo del capó posterior habita el nuevo propulsor bóxer trasero 3.0 Biturbo de 6 cilindos, que desarrolla 450cv y 550nm de par motor. Con la ayuda de su bajo peso de 1680kg, es capaz de acelerar de 0 a 100km/h en 3.7 segundos y alcanzar los 360km/h. La caja de cambios es PDK automática de 7 velocidades, aunque también está disponible en manual, y la tracción es integral tal como indica el "4" de la nomenclatura del modelo. 

Se te pone la piel de gallina solo al introducir la llave y encender el coche, ya que eres consciente de lo afortunado que eres de conducir un icono de la automoción. Una carretera de curvas en la Costa Brava, mientras cae el sol veraniego, es la mejor ubicación para poner a prueba el Targa y poder sentir las emociones al cien por cien. Lo primero que se nota y que, a mí personalmente, gusta tanto es el hecho de que el aire se tope contra tu cabeza. Es una gozada pilotar un descapotable y tener esta sensación de libertad y soltura, además de poder escuchar como ruge el motor a partir de las 2.000 revoluciones. Impacta lo fácil que resulta su manejo, hasta llegando a altas velocidades, y te das cuenta rápidamente de lo tan estable que es. No percibes ningún tipo de turbulencia, a pesar de la necesidad de un punto de blandura en la suspensión, y tampoco sufres por una falta de control en la tracción. Sabes en todo momento que tienes el máximo dominio, y esto te da una impresión de confort y de seguridad que provoca un placer aún más significativo. El GTS se pega en el asfalto como si circulara por encima de unos raíles, y esto te permite salir de las curvas con el pie en el acelerador. También se caracteriza por la agilidad debido a su dirección rápida, directa y precisa, pero no transmite tanto como desearía y limita la sensibilidad. La caja de cambios PDK se comporta de manera espectacular y te da todo lo que le pides, permitiéndote el lujo de pilotar el Porsche a límites inimaginables. Con un par motor de 550nm seria habitual una respuesta del turbo tardía, pero se comporta y acelera como si fuera un atmosférico. En definitiva, te advierte de lo intensa que será la conducción pero lo tanto que la vas a disfrutar, ofreciéndote continuamente confianza y comodidad. 



Por cierto, ya se ha dejado de fabricar ante la aparición del nuevo 992 Targa, pero en 2017 salió al mercado español con un precio de 167.000€ y tuvo un éxito rotundo. 

MI CONCLUSIÓN

El Porsche 991 Targa 4 GTS es más que un tradicional 911, también es una importante página de la historia de la marca alemana y del automovilismo en general. Su evolución y su ADN le hacen ser un coche único y singular, y se convierte en un auténtico sueño para cualquier pasionista del motor. El poder conducir con el cielo abierto y escuchar el Bóxer 3.0 de 450cv es un privilegio en toda regla, además de contar con una conducción inalcanzable en los años sesenta gracias a su comportamiento elegante. El próximo objetivo es pilotarlo por las carreteras de la mítica carrera "Targa-Florio". 

MI OPINIÓN

DISEÑO

9

EQUIPAMIENTO

7

CONFORT Y SEGURIDAD

8

PRESTACIONES

9

CONDUCCIÓN

9

PRECIO

8

 

TOTAL

 

8,3

 

LO QUE MÁS ME GUSTA + 

DISEÑO EXTERIOR

LO QUE MENOS ME GUSTA - 

INTERIOR



RIVALES

- Jaguar F-Type
- Mercedes-AMG GT C Roadster
- BMW I8 Spyder

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