BF ENROUTE GARROTXA

El 28 de enero de 2023 será siempre recordado por la gran celebración del primer aniversario del club BF Enroutes. Quien hubiera dicho que el sueño de un servidor llegaría, 365 días después, con un éxito rotundo y superando todas las expectativas que habían. 


Aún recuerdo cuando organicé justo hace un año la primera ruta, en la cuál todo lo que podía salir mal, salió mal: hubo una escasa participación (8 coches y 15 personas) y muchas bajas de inscripciones a última hora, falló el patrocinador principal, se anuló la visita a unas instalaciones automovilísticas muy conocidas, el desayuno fracasó en todos los sentidos, falló el roadbook y muchos vehículos se perdieron por el camino, llovió con fuerza mientras conducíamos por el tramo más divertido, hubieron problemas de gestión en un pueblo que teníamos que visitar, se tuvo una discusión con un vigilante de un paraje natural por querer improvisar una actividad, y la comida no resultó ser como deseábamos. Fue todo un desastre, sin exagerar, a pesar de que los asistentes manifestaran que se lo habían pasado bien, aunque no sabía si me lo decían para levantarme el ánimo. Me acuerdo cuando volvía a casa tras "esa cosa" que había montado y, mientras conducía, reflexionaba y me planteaba muchas cosas. Me sentía un perdedor y pensaba que, viendo el intento, realmente esto no era lo mío y no estaba entrando en el sector que me correspondía, así que en ningún momento me planteé repetir la experiencia. Estuve las siguientes semanas analizando con gran decepción los errores, al mismo tiempo que estaba atrapado en un pozo muy profundo, y era incapaz de darle una segunda oportunidad a este proyecto que tanto había apostado por él. Pero poco a poco me levanté de esa caída, y siendo una persona tozuda y sin aceptar la equivocación, decidí diseñar otra ruta tres meses después. La pasión, la actitud y el potencial de reconocer todos los fallos cometidos, hicieron que la siguiente enroute fuera un logo en cualquier aspecto que implicaba la celebración del evento. La motivación y las ganas me llevaron a convocar en octubre la cita más esperada del calendario (artículo adjunto), en la cuál conquistamos la Cerdaña y se vivió un acontecimiento perfecto. Ese día ya pude decir que el sueño, que al principio parecía pesadilla, se estaba cumpliendo y, además, superando todas mis expectativas. 

La BF Enroute Garrotxa tuvo lugar este pasado sábado y se convirtió en la cita más exitosa hasta el momento, con una participación de 28 coches y 46 personas. La jornada empezó de la mejor forma posible en el centro comercial La Roca Village, un complejo que se inauguró en julio de 1998 y está ambientado en una villa mediterránea del siglo XIX. Ubicado en las afueras de Barcelona, resulta ser un sitio de referencia para todos aquellos amantes de la moda, que cuentan con 150 tiendas de ropa chic y una gran variedad de productos de alta calidad. Sus callejuelas, decoradas con muchas flores e incluso con estatuas inspiradas en Gaudí, y los encantadores edificios de dos pisos atraen a más de 4 millones de visitantes anuales. Nosotros no fuimos de compras, pero si disfrutamos de The Suites, unas instalaciones privilegiadas que cuentan con un bar delicatessen y un amplio salón para realizar actos o encuentros. Aquí se dio la bienvenida a todos los participantes, se impartió un corto briefing, y se pudo degustar un desayuno completo de primera calidad, junto a un servicio inmejorable. Asimismo, dispusimos de un aparcamiento reservado para dejar nuestros vehículos, mientras disfrutábamos de esta grata experiencia que nos preparó el equipo de La Roca Village. Desde BF Enroutes, agradecemos de todo corazón a Value Retail por la organización, la profesionalidad, la facilidad en cuánto comunicación, y la gestión que nos proporcionó para llevar a cabo este acto de colaboración. 

Una vez finalizamos la actividad de La Roca Village, la cuál dejó asombrados y más que satisfechos a todos los asistentes, pusimos los motores en marcha y la aventura empezó oficialmente. Nuestro punto de salida nos permitió tener un acceso cómodo y ágil al lugar que nos interesaba, así que nos dirigimos de forma rápida hacia el primer puerto de montaña del día que, sin ninguna duda, no era apto para cardíacos. Este tramo, que es considerado como uno de los mejores de Cataluña, nos dio la bienvenida al Parque Natural del Montseny y nos dotó de muchísima adrenalina en estado puro. Empezamos la subida al macizo por una calzada estrecha y sinuosa, típica de un lugar alpino, llena de zonas de tipo "sierra" y curvas muy cerradas. La naturaleza, unas rocas inmensas y las vistas al mediterráneo, desde 700 metros de altitud sobre el nivel del mar, fueron algunos de los protagonistas que nos acompañaron durante esta increíble etapa. Pero la sorpresa apareció cuando llegamos a Santa Fe del Montseny, uno de los puntos más turísticos del territorio. Un paisaje totalmente blanquecino, debido a una fuerte e inesperada nevada, nos dejó boquiabiertos porque parecía que estuviéramos en una "escena de una película de fantasía". Obviamente paramos y bajamos de los coches para apreciar ese mágico y fascinante entorno, sin dar importancia al tremendo frío que hacía, y aprovechamos para captar el momento con nuestras cámaras. 




Seguimos nuestro camino y, dejando atrás la nieve, nos volvimos a encontrar con una carretera en forma de serpiente, que resultó idónea para divertirnos conduciendo junto al resto de convoy. La encantadora Fageda de Santa Fe, un bosque formado por altos castaños, hizo que "se nos cayera la baba" mientras teníamos las dos manos en el volante. Seguidamente, la calzada se presentó más fácil gracias a su amplitud, a sus rectas y a una reducción en cuanto a número de curvas, las cuáles también eran más abiertas. Una vez cruzamos todo el Montseny, hicimos una parada de reagrupamiento para descansar unos minutos antes de retomar la aventura, y compartir las primeras impresiones junto al resto de participantes. 




Me gustaría definir la siguiente etapa en una sola palabra, pero es imposible. Para que os hagáis una pequeña idea, nos transportó a una brutal atracción de un parque temático, y sentimos ese momento de subidón sin pensar en nada más que lo que estábamos viviendo. Si os he dicho que el tramo del Montseny nos apasionó enormemente, este nos dejó absolutamente sin palabras y con los ojos bien abiertos. Se trataba de una carretera excesivamente técnica, gracias a la gran variedad de elementos que tiene, y fue perfecta para experimentar el rendimiento de los vehículos. El problema era que no había margen de error en ningún punto del tramo porque, por ejemplo, el asfalto se encontraba en estado húmedo o no contábamos con escapatorias. A pesar de estos inconvenientes, era una vía tan divertida como emocionante, y resultó apta para ir a buen ritmo y disfrutar de una conducción ágil, mientras observábamos la maravillosa naturaleza que nos contorneaba. En estos intensos 24,4 kilómetros, nos encontramos con zigzags muy rápidos, numerosas curvas cerradas con cambio de rasante incluido, y un constante ancho que no era nada amplio. Por suerte, no nos cruzamos con ningún otro vehículo pero si nos topamos con unas ovejas que, como momento más gracioso del día, tuvimos que apartarlas a base de revolucionar los motores. El recorrido culminó en una gasolinera, en la que dimos de beber a nuestras bestias, además de volver a intercambiar un feedback con los demás conductores. 




Era turno de la última fase de la ruta, cuya nos adentró a la comarca de La Garrotxa, un fantástico territorio de 736 km2, donde los encantadores pueblos, la hermosa vegetación o los 40 conos volcánicos son algunos de los elementos principales. Esta etapa nos ofreció, para rematar la aventura, un mix de todas las características viales que nos habíamos encontrado a lo largo del día, así que a esas alturas ya nada nos sorprendió. Conducimos por una carretera que se dividía en tres fases: la primera se trataba de una subida de tipo "serpiente", sin sentirse tan intensa como las anteriores, y repleta de curvas cerradas, algunas de las cuáles había que superarlas "a ciegas" pero que nos pusieron un poco de emoción. Una vez llegamos a la plana del valle de Sant Martí de Llémena, contamos con rectas largas y un fabuloso paisaje que, sin duda alguna, aprovechamos para retratar con la cámara y poder guardar un recuerdo más. En el descenso también predominó una calzada sinuosa, típica de un contrarreloj de rally, que nos hizo divertirnos mucho y provocó que la adrenalina corriera por dentro de nuestras venas. 





La ruta finalizó, con unos estómagos más ruidosos que los coches en señal de hambre, en el Restaurante Sant Miquel, que fue inaugurado en 1986 por la familia Colomer i Culell. Se ubica en una antigua casa de payés del siglo XVIII en el corazón de la comarca, que está rodeada de campo y se vive una tranquilidad muy difícil de encontrar. Aquí pudimos disfrutar de una tradicional comida de fraternidad, como ya es habitual en los eventos, gracias a una alta cocina de proximidad y con un menú diseñado exclusivamente para nosotros. Degustamos productos y especialidades de la zona, mientras que el plato estrella era el buen ambiente que se respiraba entre los participantes, aunque cabe decir que no faltó en ningún instante de la jornada. 




A media tarde se puso punto y final a la BF Enroute Garrotxa, la cuál se convierte en otra experiencia más que recordaremos como extraordinaria, magnífica y completa en todos los sentidos. Los rockets que asistieron pudieron disfrutar en cada momento de la ruta y, es por este motivo, que la han valorado con éxito y han manifestado el deseo de repetir en las próximas aventuras. Yo, con satisfacción y con alegría, me quedo con la unión, la pasión y la diversión que se mantuvo durante todo el día. Gracias a todos los participantes, así como colaboradores y terceros implicados en el evento, y nos vemos en menos de dos meses. 

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